jueves, 3 de febrero de 2011

Y me pregunto:
¿desbesarnos?
¿Acaso desmembrar los besos
en pequeñas e infinitas partículas
que se estrellan en un renglón
a punto de ser escrito?
¿Quizás el tiempo en reversa
incrustado entre las comisuras,
un pasado de sabia saliva que se repite
del lado del revés?
¿O, sin querer,
la ausencia casi colorida
de gestos inmaculados
en la propia
en la ajena
en alguna boca?
Y vuelvo a preguntarme:
¿desbesarnos?
De qué cruel
crudo
y siniestro acto
estoy hablando.