miércoles, 7 de diciembre de 2011

Hoja en blanco


En algún rincón de una hoja en blanco se espera; desnuda, desconocida, con la miseria a flor de piel, con el espanto y el desencanto. Se espera entre renglones silenciosos que anhelan que la tinta los moje y los reviva.

En la esquina de la hoja en blanco está ella, esperándose, con olor a tormenta, a tierra mojada y desintegrada, a piel desgastada; con los ojos perdidos y los pies dormidos.

En el centro de la hoja en blanco está ella, como esperando que las palabras se desprendan de su piel, como un perfume o un suspiro, como si aquello que la carcome jamás le hubiese pertenecido.

En un extremo de la hoja en blanco está ella; parada y sin decir nada, como un río que quiere ser mar pero no se atreve a despegarse de la corta y conocida orilla.

En algún rincón de la hoja en blanco, ahí donde el papel con los días comienza a teñirse de amarillo; ahí donde el vacío la desnuda sin prisa, donde hay espacios callados que quieren gritar; ahí donde muere cada día; espera que las palabras la revivan.