viernes, 18 de marzo de 2011

Hay un río desbordado,
agua que sube hasta ahogar,
lágrimas cada vez más profundas,
cada vez más amargas.
Hay un río desbordado,
agua viva,
agua mía que quiere olvidar.
Río herido,
desencantado,
cataratas de palabras lacrimógenas
enjugadas en dolor.
Hay un río desbordado
de verdad,
de mentira,
de inocencia.
Soy un río desbordado,
tibio,
caudaloso,
que se rinde,
que no encuentra la manera de fluir.
Un río despeinado,
sin brazos,
sin fronteras para sostenerse.
Soy un río crudo
y partido
que no deja de latir.