viernes, 6 de febrero de 2009

Tan lastimado el corazón

Tan lastimado el corazón, siempre trata de olvidar.

Todos la vimos llorar, el verde de sus ojos se perdía entre las pestañas mojadas y las manos que refregaban una y otra vez sus párpados. Después lloraba sin lágrimas, en silencio, muy adentro. Por días sólo escuchaba, las palabras no se animaban a saltar de su boca roja y permanecía ajena, como despreciando cada segundo de respiración, cada latido de su estrujado corazón.

Se retuerce, fría, entre las sábanas que aún le acercan retazos de su olor. Y aunque no lo busque entre los rincones de su cama, lo recuerda desde la luna hasta el último rayo de sol. Aunque las sombras se esfumen, el cielo no llore y los pájaros la abandonen en un vuelo, esa extraña sensación continúa junto a su piel. De a ratos le pesa el alma y se le desploma aunque, irónicamente, esté vacía.

Sobrevive durante el día pero por las noches se suicida.

Algunos sabemos: la soledad y el miedo. Entendemos cuando, entre cigarrillo y cigarrillo, habla de llegar al cuarto inundado de cosas pero tan vacío de él, acostarse y taparse hasta el cabello, sentir cada trozo de piel quebrarse, y el miedo inminente asomando en su mente, su respiración rodeada de silencio, destaparse y querer escapar.

Y afuera: la noche; tan gigante, tan con ganas de devorarla entera, y ella tan aferrada a su cama, pequeñísima en la oscura inmensidad. Sentarse y acostarse, acostarse y sentarse, dar vueltas y recordarlo, intentar dormir y no poder, su piel y el recuerdo, siempre el recuerdo. Y entonces las lágrimas, bordeando el rostro y matándose en la almohada una y otra vez.

Dice esperar con los ojos abiertos y un nudo en la garganta hasta que la luz del día se cuele por su ventana, es entonces que los párpados comienzan a pesarle y caen desprevenidos entre los sueños apresurados.

Algunos sabemos: noches así, que son enteras, que son eternas.

Tan lastimados los corazones, mientras lo tengamos entre las tripas, nunca podremos olvidar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay que evitar pensar en esas dificultades que presenta el mundo. Porque sino sería completamente
irrespirable.

Claudel dijo...

esos dolores
que se pegan a los lugares, a las paredes. se refugian en los dolores,

los amores