domingo, 21 de septiembre de 2008

Melodía con sabor a despedida

Los caracoles le adornaban los tobillos mientras la blanca arena le ensuciaba los pies. Su alma estaba llena de sonidos desconocidos y los oídos saturados de cosquillas indecentes.Tenía las manos resquebrajadas por la sal de sus días y los sueños oscuro por el abismo que envolvía sus noches.Las huellas la seguían en su lenta caminar, plasmándose en la casta arena. Las almas desconsoladas suspiraban provocando una fuerte brisa que le zumbaba el cuerpo.

Y acompañada por una melodía -con sabor a despedida- que le erizaba la piel, se adentró en las olas anestesiadas para dormir eternamente su dolor.

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